Cuan acertado estuvo quien dió nombre al interminable proceso catalán, sin saber probablemente hasta donde llegarían, con los años, las connotaciones kafkianas, los paralelismos entre la política catalana de estos últimos años con el absurdo inquietante y desasosegador de las obras de Kafka. En "El Proceso", una de sus obra inacabadas, Josep K. se ve inmerso en un procedimiento legal y judicial incomprensible e interminable, donde las palabras no aportan información sino que aumentan la confusión; donde los ceremoniales no sirven para solemnizar un acto, sino para enturbiarlo. Josep K. e quien le acusa, ni de qué, ni cuando le juzgarán, ni a que penas se enfrenta.
El libro empieza con esta frase "Alguien debió de haber calumniado a Josef K., porque sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido" Irrumpen unos hombres en su habitación, mientras duerme, y le informan de que se ha iniciado un proceso contra él. Su vida tranquila concluye, y será absorbida por el proceso. Desde ese momento Josep K. se debatirá entre una voluntad interna de rebelarse contra ese continuado absurdo, y una irresistible obediencia que le obliga a tomárselo en serio, dispuesto siempre a avanzar en cada una de las fases de un proceso que nunca llega a comprender, pero del que acepta sus premisas y su narrativa, y contra el que no se atreve a rebelarse. Se mantiene en él por no llevar la contraria, por no llamar la atención, aun sabiendo que conducirá, inevitablemente, a su destrucción.
Así han sido estos años para muchos catalanes. Como a Josep K., nuestra tranquilidad se vió arrollada por una letal mezcla de leyes, legitimidades, argucias, pasiones y sentimientos que han convertido nuestra democracia y nuestros valores en un laberinto impracticable. Un proceso que ha arrollado con los derechos, las prácticas democráticas y la pedagogía política. Donde la marrullería ha sustituido a la política, y las trampas al reglamento.
Dicen que ha acabado el proceso y que ahora empieza el mambo. No es cierto; prosigue Kafka. Uno de sus relatos más conocidos se llama "La metamorfosis", y en Cataluña acaba de empezar. Su primera linea es profética: "Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto." Gregorio Samsa, desde ese momento, deja de se reconocido por quines le redean y, al mismo tiempo, empieza a dejarse de reconocer. La metamorfosis empezó en Cataluña el 10-O, al final "de ese sueño intranquilo" que ha supuesto el "procés". Despertó Puigdemont a la sociedad catalana y vemos esa transformación en las caras iluminadas aún por los sentimientos y el sueño de la razón, para abatirse 8 segundos más tarde, al topar con la realidad de los hechos, con la metamorfosis incomprensible. Los primeros movimientos que avisaban de la transformación global los dió Santi Vila el 2-O, empezando su peculiar metamorfosis de estelado a autonomista.
La parte de la sociedad catalana que ha dormido ese "sueño intranquilo", no está preparada para esta metamorfosis. Gregorio Samsa, una vez convertido en enorme insecto, deja de poder comunicarse con sus amigos, con sus compañeros, con sus familiares. La comunicación se ha vuelto imposible, y sólo encuentra el rechazo y la soledad de su nueva realidad. Y "La metamorfosis" tampoco acaba bien, para que voy a engañaros. Sus propios padres acaban matando a aquel ser irreconocible, con el que no habían puntos de encuentro.
El mundo estelado, tras su proceso incomprensible, culminado por la neokafkiana declaración de independencia de Puigdemont, se ve abocado ahora a la metamorfosis, y, como a Gregorio Samsa, la coraza queratinoisa que creció durante el sueño lo ha aislado de la realidad, de su entorno.
Esta metamorfosi del mundo estelado serà muy dura, pero podemos volver a acudir a Kafka, que tan profético se ha mostrado, para ver en que parará todo. Sugiero, pues, otra de sus obras inacabadas, como el eterno proyecto del imaginario catalán: "El Castillo". Y aquí está, casí profética, otra obra de Kafka para guiarnos, El Castillo. El protagonista, del que sabemos que se llama K. y que es agrimensor, se dirige a un castillo donde se le ha contratado para unos trabajos. El castillo está en el centro de una aldea, y cuando más se acerca a él, más lejano le parece. Durante la larga novela, nunca conseguirá entrar al centro del Castillo, ni identificar a sus contratistas, ni comprender las relaciones de poder ni las intrincadas reglas que rigen el lugar. Se quedará a las puertas del castillo, intentando integrarse en él, trabajar cada día como uno más, a la espera de que algún día se abran las puertas para dejarle entrar, o de recibir una comunicación que se lo explique todo, que le desvele los significados reales de lo que se le antojaba absurdo.
Tras la metamorfosi, y la vuelta a la ley, al mundo estelado, y a todos nosotros. nos costara entrar, pero también salir, de esta castillo, de esta fortaleza construida con ficciones, mentiras y el robo de palabras
Quí va donar nom al interminable Procés, o havia llegit poc, o era un quintacolumnista en les files independentistes. No dec ser el primer en constatar els paralelismes entre la política catalana dels darrers cinc anys, i l'absurd inquietant i desasogedor de les obres de Kafka. En "El Procés", el protagonista, Josep K., es veu inmers en un procediment legal i judicial incomprensible i interminable. No sap de que sel acusa, ni qui ho fa, ni quí el jutjarà, ni quan ho faran, ni a quines penes s'enfronta. No sap quines lleis se li apliquen, ni perqué. Ell, desde que uns homes irrumpeixen per la nit a la seva habitació per informar-lo de que serà procesat, es debat constanment entre la voluntat interna de rebelar-se contra l'absurd, i la realitat dels seus fets, sempre obedient a alló que se li mana, sempre disposat a continuar cadascuna de les fases absurdes d'un Procés que mai no arriba a comprendre, però contra el que no és capaç de rebelar-se malgrat entendre que el portarà, inevoitablement, a la seva destrucció. Quants diputats de JxSi no s'han sentit així, durnt els díes vertiginosos que s'acceleraren el 6 de setembre. Val a dir, a més a més, que "El Procés" és una obra inacabada, amb diversos finals per els que Kafka no acababa de decidir-se. No faré spoilers del final que trobem habitualment publicat, i qui l'hagi llegit, que hi reflexioni.
Aquest eix argumental de la novela de Kafka ens ha serviria com a joc simbolic per analitzar diferents aspectes del Procés, pero en particular em serveix a mi per analitzar la meva posició al respecte. I com no vull acabar com en Josep K., intentaré aixecar la veu amb més eficacia que ell.
La novela de Kafka comença, en la meva edició en castella, aixi: "Alguien debió de haber calumniado a Josef K., porque sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido". Doncs bé, d'aixó parlaré en la propera entrada.
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